Las elecciones del 28 de abril han sido las de la debacle del PP como partido hegemónico en la derecha española. Elche no ha sido ajena a este fenómeno y los populares han caído de los más de 45.000 votos que obtuvieron en 2016 a los casi 25.000 depositados en las urnas el pasado 28A. Un descenso de 17 puntos, del 37,21% de 2016 al 19.5% logrado a duras penas en la última cita electoral.

A pesar de estos malos resultados, la derecha sigue manteniendo la confianza de la mayor parte de los ilicitanos con un 52.62% sumando los votos recibidos por el PP, Ciudadanos y VOX.

El Congreso de los Diputados, solo con los votos de Elche volvería a ser conservador aunque probablemente el Presidente del Gobierno no sería popular y Rivera, líder de Ciudadanos, podría ser investido con por una coalición de derechas con una amplia mayoría en las bancadas del hemiciclo. Un total de 194 escaños, frente a los 156 que obtendría la izquierda sumando a PSOE y Unidas Podemos.

La división en la derecha lastra al PP

Casado, a pesar de sus fuertes vínculos familiares con la ciudad, no ha conseguido ilusionar al electorado que, sin renunciar a su tendencia de voto conservador, ha tenido más opciones y ha castigado duramente al PP.

La suerte está echada y las espadas en alto. Sólo el próximo 26 de mayo veremos el final de la lucha por liderar la derecha ilicitana con algo en juego mucho más real que presidir este hipotético gobierno: ser el nuevo alcalde de la ciudad de las palmeras y regir su destino durante los próximos cuatro años.